domingo, 2 de septiembre de 2012

Mordida a la fiambrera


Otoño, 2012. Sofi esquiva ligeramente una castigada hoja de higuera que, en su indeterminado rumbo, pretende besar su sonrosada mejilla, como quien quiere hacer una travesura. Camina dos pasos por delante de su "papi", y se vuelve con una pícara sonrisa, para comprobar que está ahí. Se ha hecho una mujercita, pero todavía necesita de la seguridad que le infunde la presencia de su protector. La mochila cargada, tira de ella hacia atrás, lo que le configura una silueta más esbelta, ¡no hay mal que por bien no venga!. En la amplia acera de enfrente está Juan Carlos. Lo mira de reojo. ¡Que bien le sienta el verano!. Ha crecido un montón, ya es más alto que ella. ¡Cuánto se parece a su madre!. Recuerda a María con cariño, su exmonitora, ya no trabaja en el comedor. Ahora son los "profes" los que realizan esta labor, lo que le estresa un poco, ¡no hay forma de perderlos de vista!. A causa de esto, Juan Carlos y su hermano ya no se pueden permitir quedarse a comer en el comedor, no lo pueden pagar, como algunos "compis" más. A Sofí le encantan las "mates", pero no le salen las cuentas. El precio del menú es cada vez mayor, ahora por el I.V.A. que ha vuelto a subir, y cada vez son menos los niños que se quedan en el comedor, porque ya no dan tantas becas, lo que hace que se deba incrementar el precio de nuevo, por los gastos fijos, dicen. Repentinamente, aparece su compañera de pupitre, por detrás, tirándole de la mochila, a modo de saludo. Es Laura, escondida entre sus numerosas pecas. Debería haberla advertido por la intensidad de las notas florales de su nueva colonia, predominando los cítricos y la rosa, atrevida combinación, piensa, mientras trata infructuosamente de devolverle el saludo, que recibe el aire. Laura está ya dos metros por delante. Ha engordado, probablemente, a causa de que se harta a pan ya que, desde que hay que pagar por utilizar la nevera, el microondas y el comedor, si utilizas fiambrera, su madre le envía la comida en un hermoso bocadillo. ¡Pensaba que ese gasto se cubría con los impuestos!. ¡Pronto nos cobrarán por jugar a futbol en el patio, e incluso cobijarte bajo la sombra del viejo árbol que vigila el patio del colegio y que suelta las hojas, posiblemente, por la tristeza con que pasa cada escolar o maestro por debajo de él!. Sofi, está muy preocupada ¿Cómo es posible que planee ante ella la posibilidad de que su esperanza de vida vaya a ser menor que la de su madre?. Ayer hubo comida familiar y se quedó perpleja escuchando algunos comentarios que hacía su tío, que trabaja en restauración colectiva, acerca de las consecuencias de una dieta desequilibrada. Oyó que uno de cada cuatro niños tiene problemas de sobrepeso u obesidad, es decir está enfermo. Pero, no queda ahí la cosa, en 2020, lo estará uno de cada tres. Resulta que se enteró de que la obesidad es una enfermedad, cuyos gastos sanitarios le suponen a España cinco mil millones de euros al año, ¡increíble!, pero cierto, su tío estaba bien documentado, daba datos de La Fundación Ideas
 
Una vez vio una película que hablaba de un impuesto muy raro, que llamaban mordida. Sí, ese sería el nombre que ella le pondría: Mordida a la fiambrera.

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