viernes, 20 de enero de 2012

Ismael trabaja en Restamedicina Colectiva







Suena la primavera de Vivaldi, mientras el teletaxi público se mezcla en un innumerable caos de vehículos similares, autónomos y guiados por GPS, que forman una organizada red de transporte público. El perfume personalizado de Ismael, contiene al menos tres componentes de su cuerpo, invade poco a poco el habitáculo, mezclado con una elevada dosis de nerviosismo, fruto del caprichoso biocalendario basado en la longitud de las extremidades de sus telómeros. Es el día indicado, Ismael cuenta con 70 años y cincuenta días. Un estupendo cuerpo sin conciencia, fabricado con sus células madre, le espera. Teme tener problemas con alguna conexión sináptica y, por lo tanto, perder algunos buenos recuerdos. Confia en el infonanoneurólogo y, en todo caso, no hay problema, lo buscaría en su planet, en la nube. Se tranquiliza. Mira sus manos. Ya están un poco arrugadas y se da cuenta de la suerte que posee. Una suerte ganada a base de esfuerzo, constancia y fe en la superación humana. Impera la meritocracia, y él se ha ganado cada pángea con el cual va a renovar su cuerpo y actualizar sus conocimientos, aprovechando la circunstancia. Sin embargo, no es el momento más adecuado, ¡que momento más inoportuno!, se lamenta. Ismael está a punto de alcanzar el "culmen de los tecnonanonutricionistas", a sólo unas pocas interacciones del algoritmo que trata de encontrar la fórmula empírica definitiva que calcula los saldos de macronutrientes y elementos esenciales de cualquier mezcla de alimentos. Sorbe impacientemente el zumo de granada denominación de origen Carrizal de Elche, que había seleccionado en un gastrobar cercano, en los breves momentos transcurridos mientras esperaba el vehículo híbrido. Apenas pudo programar la nevecina para que, dentro de diez días tuviera renovado el stock compuesto únicamente de 4ª y 5ª gama, y la cena preparada a las 21:00. Recuerda como, hace muchos años, sus padres perdían innumerables horas en trabajar rudimentariamente los alimentos en la cocina, hasta convertirlos en una apetitoso menú. Nunca olvidará esos penetrantes olores que secuestraban el hogar durante horas, la complicidad que tenía con ellos en esa preparación, y los desechos que producían, los cuales bajaba con su padre cada noche a los malolientes contenedores subterráneos. Hace un día espléndido, tan sólo amenazado por unas benditas nubes que pronto serán controladas y llevadas a su destino, la cercana granja biológica Rex. Suena el i-practic que le indica las tareas programadas, seleccionar quién verá en su red social la operación y la obligación de deshacerse del moniforme que lleva, desintegrándolo en segundos, para aplicar de nuevo el spray skyn-wear que lleva en el bolsillo, y vestirse con ropa clínica, En cinco minutos estará en el hospihotel, es hora de programar la selección de varios documentales, música y textos con los que entretenerse mientras se adapta a su nuevo "continente" y los últimos cuatro menús diarios tematizados con los que disfrutar alimentándose, ya que los primeros días tiene dietas terapéuticas convenientemente programadas. Los avances en biodesarrollo han permitido disminuir significativamente el tormentoso periodo de adaptación. Es 2073, donde el tiempo posee otra dimensión.