martes, 25 de diciembre de 2012

Los gastronómicos sueños de Ricardo


Ricardo revisa la nueva oferta navideña propuesta para la empresa de restauración colectiva para la cual trabaja. Su misión es posicionarla mucho mejor en el mercado. Es consciente de la satisfacción que infiere a sus clientes cada día, con la cobertura de una necesidad básica, y debe hacerlo al mejor precio. Sin embargo, para él no es suficiente. Pretende llegar más lejos. Desea cubrir de felicidad a aquellos que transitan temporalmente una porción de cualquiera de las mesas que posee en sus centros a lo largo de todo el territorio nacional, construir fuertes lazos entre los que la comparten, dotar a los sentidos de sus clientes de sensaciones únicas, buscar el olvido de sus temores, rescatar y reafirmar sus sueños incumplidos, aunque sólo sea por ese ínfimo momento en el que sus papilas gustativas explosionen irremediablemente sus jugos. Recuerda como, de pequeño, en la diminuta y poco soleada cocina de sus padres simulaba estar en un restaurante y mantener animadas conversaciones con sus invisibles anfitriones. La mesa estaba repleta de suculentos manjares que le iban sirviendo disciplinados sirvientes imaginarios. Unas veces era el más importante visir del antiguo Egipto devorando ocas, ciervos, antílopes, acompañados de cebolla, hinojo, nabos y pistachos, regado con cerveza y jugo de granada; en otras un senador romano disfrutando de carne de cabrito lechal, chuletón de buey, con silphium, perejil y la preciada salsa gaditana garum, todo ello reflejado en la fastuosa copa de un imponente vino; cuando no, un terrateniente español, degustando codorniz, ciervo, anchoas con tomate raf tapenado, salmonetes con patatas voladoras, bañados con múltiples burbujas de champagne francés, ... Ser una eminencia científica, culpable de descubrimientos que cambiarían el mundo; ejercer la medicina salvando muchas vidas de un anticipado ocaso; como banquero, levantar un imperio inmobiliario que hiciera el mundo mucho más habitable; dirigir, como político humanista, a su nación hacia una nueva época con mayores derechos sociales, ... eran algunas de sus expectativas de futuro. Ello conllevaba siempre ser el honorable invitado en una fiesta gastronómica, el máximo protagonista, el punto de referencia.

En sus estudios se aplicó en las materias más importantes, literatura, matemáticas, biología,... Mientras, al unísono, realizaba trabajos de todo tipo, especialmente en el campo de la hostelería, donde la demanda de empleo era muy compatible con su escaso tiempo libre. Los pequeños trabajos hosteleros cubrían los gastos más necesarios. A medida que avanzaba en sus estudios, la hostelería le fue envolviendo, tejiendo su imperceptible red, atrapándolo en su necesidad pecuniaria y en sus posibles expectativas de progreso y crecimiento profesional. Se sentía cómodo en un entorno rico y pleno socialmente. Sus clientes, médicos, políticos, banqueros, etc en ocasiones, llegaban a ser verdaderos confidentes, buscando su complicidad. Alguno de sus compañeros había dotado de significado al término: amistad. El amor se le presentó entre fogones, la pasión entre oscuras mesas a altas horas de la madrugada, la traición entre documentos de fríos despachos, ... Así, pasaron los años hasta que la universidad le trajo un título en economía, y su trabajo temporal un progreso profesional en un negocio muy antiguo, la restauración, tanto como la época de los sueños que despertaba su imaginación de niño, pero cuyo término, como tal, había sido inventado en 1765, por A. Boulanger con la pretensión de mejorar el margen de beneficios, en lugar de la opción corriente de la época- bautizar el vino con agua de aljibe- En la parisina calle Des Poulies, un cartel colgado en su mesón, invitaba a restaurar, con patas de oveja o de cerdo en salsa blanca, los estómagos de sus exhaustos clientes, hasta entonces asiduos sólo a su vino. Fue lo que dio origen a lo que hoy conocemos como restaurante, a las Boulangeries francesas (por los famosos pasteles que crearía posteriormente), y posiblemente al desarrollo de un negocio que, hasta ahora, ocupa a Ricardo.

Y usted, ¿qué soñó de pequeño?

FELICES FIESTAS.
DISFRUTE DE LO MEJOR DE LA MESA, LAS PERSONAS Y SUS SUEÑOS.