domingo, 16 de junio de 2013

Roma no paga a traidores


Hace unas noches que Audax no es capaz de conciliar el sueño. La culpable es la maldita incertidumbre sobre si la empresa de restauracion colectiva para la que trabaja seguirá gestionando la cocina del hospital o bien lo hará una nueva que llegue a conseguir el contrato del servicio de alimentación a los pacientes. Dependerá de la valoración ponderada de la oferta técnica y de la económica, mediante adjudicación por el procedimiento abierto.

La oferta técnica es el compendio teórico donde se explica, técnicamente, el servicio ofertado, mediante la exposición escrita de la propuesta de organización del trabajo, sistemas de información, coordinación con los distintos departamentos (directa o indirectamente interrelacionados), los medios materiales y humanos del servicio que se ofrecen, etc. La actual empresa siempre posee una mínima ventaja, puesto que es quien mejor conoce el centro, pudiendo ajustar al cliente mucho mejor el servicio, inversiones necesarias, mejoras, etc. y por lo tanto obtener mejor puntuación técnica.

La oferta económica será realizada en función de los costes estimados y del beneficio esperado. Estos derivarán de los gastos variables: cantidad de materia prima utilizada en el menú propuesto, poder de compra de la empresa, producto químico para la limpieza; y de los costes fijos: costes de personal, de suministro energético, de mantenimiento de maquinaria e instalaciones, etc. Cifras conocidas por su empresa, lo cual representa, sin lugar a dudas, cierta ventaja. Los responsables de las empresas competidoras que visitan el centro pretenden llegar a ese conocimiento, corriendo el riesgo de infravalorar los costes, y por lo tanto, hacer una propuesta que entre directamente en pérdidas o, por contra, pueden sobrevalorar los costes y en ese caso propondrán un precio alto, quedando con una menor puntuación que la empresa actual. La puntuación económica se obtiene de una regla de tres inversa.

El concurso público del servicio de alimentación se publicó hace semanas. Pronto se abrirán públicamente y le será revelada la respuesta a sus preguntas. ¿Seguirá en el cargo? ¿Contará el personal de dirección de la nueva empresa con él? Como hombre de confianza, su diligente deber es defender los intereses de su actual empresa hasta el último momento, ya que esta ha licitado. Pero, Audax no quiere la más mínima sorpresa y poner en peligro su puesto de trabajo ante un posible cambio de empresa. Con esa pretensión, ha abordado, uno tras otro, a los profesionales que visitaban su cocina, vendiendo su privilegiada información a cada uno de ellos.

- Disculpe señor, soy el Responsable del Centro. Me gustaría que su empresa consiguiera el contrato si no lo consigue la mía actual- mientras les entregaba un indignado trozo de papel manchado con números -Sé que no debo hacerlo, pero si les pudo ayudar en alguna cosa, no duden en llamarme a mi teléfono personal.
  
Muy cerca de allí, hace más de 2000 años, el cónsul Escipión Marco Pompilio, recibiría a los traidores que, al regreso de su misión para negociar la paz, habían acabado con la vida de su más admirado y temido enemigo lusitano, Viriato. Un simple pastor convertido en general, asesinado al albor de sus cuarenta y dos años por sus hombres de confianza, mientras soñaba con una duradera y tranquila paz para su pueblo. Una vil traición que recibió como recompensa, en lugar de unas prometidas monedas, una muerte al ocaso de una frase que perduraría por todos los tiempos. «Roma traditoribus non praemiat».

¿Contará con Audax el nuevo gestor de la cocina?