domingo, 15 de junio de 2014

La "BUENA SUERTE" de los jefes


Tico acompaña a su jefe Ricardo en la auditoría de la higiene de la cocina del hospital, gestionado por una empresa de restauracion colectiva. Llegan a la zona de lavado, donde a duras penas se observa la figura de dos auxiliares entre el vapor del lava-cacerolas. El suelo está mojado y una de ellas esquiva un pequeño charquito que se ha formado alrededor del sumidero. Sale con una enorme bolsa de basura negra hacia la cámara de desechos, donde será depositada. Posiblemente su edad no llegue a los veinte años.
 
- ¡Qué buena suerte tienen los jefes! -pronuncia mientras mira a Tico e intenta pasar entre ellos.
 
Ricardo da un paso adelante impidiéndole continuar. Un brazo la detiene sutilmente mientras busca la mirada de la chica. Su compañera detiene su trabajo y observa divertida la escena.
 
- Es usted muy joven todavía. Cuando, dentro de unos años, posiblemente varios lustros, haya sudado muchas camisetas como la que lleva ahora y haya dedicado muchas horas de su ocio a aprender. Cuando haya pasado muchas noches sin dormir para estudiar porque durante el día tiene que trabajar, haya trabajado cientos de fiestas, fines de semana hasta altas horas de la madrugada y al salir del trabajo se le haga un nudo en la garganta al observar a sus amigos que vienen de fiesta. Cuando haya ganado la suficiente seguridad para tomar importantes decisiones, como esas donde un trabajador se plantea una mejora en su carrera profesional, quizás en otra compañía, donde tendrá que esforzarse por no doblegar las rodillas frente al gran peso de su responsabilidad, la de los demás y la anarquía de algunos resultados. Deberá tomar miles de decisiones y se equivocará en muchas de ellas, pero también aprenderá. Sin embargo, a pesar de ello, el fracaso no pertenecerá a su vocabulario, simplemente porque estará arriesgando su sustento y el de los suyos. Esto supondrá empezar de nuevo varias veces porque, por mucho que usted consiga, no será suficiente para algunos jefes, o bien porque no podrá alinear su moral con la de la empresa. En el transcurso de esos años, se encontrará a personas maravillosas, y grandes profesionales de los que aprenderá mucho. También, sabrá guardarse de otros profesionales negativos que intentarán que fracase, porque ellos o ellas ya fracasaron, y de las personas malintencionadas, esas que sólo miran el defecto de los demás, las que siempre ven el lado imperfecto de las personas que todos tenemos y que sólo se dedican a confabular. Será robada su adolescencia la noche menos esperada y se verá asumiendo papeles que no le corresponden pero que nadie asumirá por usted, ni por los suyos. Se llevará miles de preocupaciones a la cama hasta que aprenda a diferenciar lo que realmente es importante en la vida. A pesar de estar siempre rodeada de cientos de personas, la soledad le visitará cientos de veces y la muerte ya le habrá arrebatado a varios de los suyos. Habrá sufrido enfermedades y desgracias que le ayudarán a saber quién está realmente a su lado y con quién puede contar. Pasarán esos años y la vida le endurecerá lo suficiente como para tomar algunas decisiones. Entonces, cuando todavía continúe formándose y esforzándose para ganar su sustento con los resultados de cada día, posiblemente alguien de la misma edad que tiene usted ahora o quizás mayor pero que haya decidido tomar otros caminos diferentes al suyo, se dirigirá también a usted y le dirá lo que me acaba de decir. Será entonces, y sólo entonces, cuando podrá comprender lo que se siente cuando alguien le dice: ¡Qué buena suerte tienen los jefes!
 
La bolsa de basura permanecía inmóvil mientras sendas compañeras se esforzaban en cerrar una boca que se negaba a obedecer.
 
 
¿El éxito profesional es cuestión de suerte?
 
 
PD: Más información en los enlaces del texto.