domingo, 24 de noviembre de 2013

¿Posees "Auctoritas"?



Ricardo, reputado gestor de una importante compañia de restauracion colectiva, maldecía en su estrecho despacho el momento en que tomó la decisión. Le faltaba el aire. Se ahogaba al recordarlo.

Sin lugar a dudas, Aurora era, como Dietista, una profesional con una imagen impecable. Puntual, pulcra, educada, con estudios universitarios de grado medio. ¿Quién mejor que ella para una obligada promoción interna como Responsable de centro? Además, estaba la situación del mercado laboral, imposible de atraer talento, al menos al precio que la empresa podía (o pretendía) permitirse. Eran otros tiempos, notoriamente diferentes al actual. No había talento disponible en el mercado y por un salario bastante razonable había conseguido "venderle" el puesto. Era necesario. La empresa había crecido en la zona y le había asignado la posibilidad de gestionar más de un centro, era su oportunidad. Se sentía preparado para asumir el puesto de Jefe de Área. Debía de centrarse en el nuevo centro, la puesta en marcha requería de su total dedicación, y necesitaba un importante apoyo. Aurora era la mejor opción disponible. Estaba en "tempun" y "locum" adecuados.

No se puede valorar el desempeño de un profesional antes de que transcurra un año en el ejercicio de sus funciones. Hay que darle tiempo a la curva de aprendizaje para que se relaje. ¿Quién no sabe esto? Y con más motivo en el caso de una profesional sin experiencia. No obstante, ¿Por qué siempre tuvo dudas? El tiempo pasaba y Aurora no evolucionaba. -A mi me costó mucho empezar, se repetía cada vez que tenía esta amarga sensación -y entonces se volcaba todavía más en su ayuda. Así, incrementaba sus horas de trabajo para hacer varias de las atrasadas tareas de Aurora, o convocar y ejecutar reuniones con el cliente o los trabajadores, lo cual pensaba que era contraproducente, ya que era consciente de que está decisión le restaba autoridad de cara a la plantilla. El curso de liderazgo poco efecto surtió. Sin lugar a dudas, gracias a él, Aurora poseía lo que en la antigua Roma se llamaba "Potestas", pero le faltaba lo más importante en el liderazgo:"Auctoritas". Sus reiterados consejos entraban tan rápido como salían. La confianza se fue perdiendo en un par de mentiras encontradas.- Será por miedo a perder el puesto de trabajo- se autoconvencía Ricardo.

Así, la situación era delicada. El tiempo de cesarla había caducado. Su superior, que algo había percibido le había aconsejado, meses atrás, que la cesara. Ahora, no podía permitirse que se vislumbrara esa terrible ceguera que había padecido. Su malhumor se agravaba cada vez que había una disconformidad en el trabajo de Aurora. Era culpa suya y se estaba jugando su trabajo. ¿Cómo era posible que ella no se percatara que ambos pendían del precipicio y que la cuerda laboral estaba ya imposibilitada para soportar el peso de ambos?- La presencia de su jefe se hizo visible en el pasillo, justo debajo de la cita de un curioso cartel sito en la entrada: "Nadie te robará a ti mismo, pero tu mismo puedes robarte", Tadeusz Styczen.

¿Qué hubieras hecho en lugar de Ricardo? ¿Y de su jefe?