
A Rebeca siempre le gustaron los niños. El instinto de maternidad estuvo esperando pacientemente ese precioso momento en el que la vida cobra un sentido especial. Más que eso, cobra su más absoluto sentido. Ese momento llegó hace unos meses, en un entorno laboral y social estable. Su precioso bebé emite un pequeño sonidito, la mira con sus azules ojos y la desconcierta. Se le nubla la mirada y un nudo en su garganta le impide disfrutar, como ella quisiera, de su mayor logro, de su razón de vivir. Desvía su mirada hacia unos ordenados documentos sobre el escritorio de su pequeño rincón de casa, donde trabaja, estudia, lee. Su mente la lleva hacia la reciente reunión con su superior, hace tan sólo unas horas. Más de quince mil empleados en la compañía y la han seleccionado a ella para ocupar un lugar en la alta dirección. Unas condiciones excelentes pero una terrible, viajar a menudo. Estará fuera de casa la mayor parte de los días laborables. Quizás por deformación profesional, en su mente, elabora una matriz DAFO que la ayude a elegir, a clarificar sus preferencias, a tomar una decisión. Revisa sus fortalezas y debilidades, sus oportunidades y amenazas. Las desglosa en un aire cargado de una intensa y extraña sensación de que se equivocará, elija lo que elija.
¿Le pasará factura su negativa a la dirección de la empresa? ¿Realmente, vale la pena renunciar al éxito laboral frente al personal? ¿Tú que harías?
4 comentarios:
Haria lo que hice en su dia, en una situación muy parecida a la de Rebeca. La infancia de tus hijos solo sucede una vez. Las oportunidades profesionales pueden volver a darse...o no, pero nunca me arrepentiria de haber renunciado a una por disfrutar de los primeros años de mis hijos y que ellos disfrutaran de mi. Y después de estos primeros años, hay fuerza, energia, ilusión y equilibrio para volver a centrarse plenamente en tu profesión. Y si se dan estas premisas, surgiran nuevas oportunidades. Buenos dias!
Estoy de acuerdo contigo,Marta.En este caso su hijo es lo primero, de otra forma no dudaría en decir adelante con el trabajo... un hijo sólo se disfruta una vez en la vida, su nacimiento, su crecimiento; los mejores y peores momentos en que una madre ha de estar ahí para apoyarle.
Un saludo!
Felicidades por ello. ¿Compartirías con nosotros qué te resultó más duro en tu regreso?. Muchas gracias Marta.
Cuando tuve mi primer hijo y decidi reducir mi jornada para atenderlo mi vida laboral fue cuesta abajo, me hicieron la vida imposible, hasta que 12 años después, tras denunciar a mi jefe por acoso laboral decidí irme. No me arrepiento de nada el ver crecer a mis hijos no tiene precio. Ahora estoy en paro, mi oportunidad laboral llegará, cuando tenga que llegar.
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